domingo, 10 de mayo de 2009

REPORTAJE Así murió Carlos Palomino Un vídeo muestra el ataque mortal de un soldado 'ultra' a un joven de 16 años

Algunos chicos se colocan alrededor de Josué al entrar en el vagón. Los que se ponen detrás ven que, oculta en la espalda, lleva una navaja abierta en la mano derecha. La había sacado cuando el tren entraba en la estación. Había visto algo.

Carlos sube el último. Quedan a pocos centímetros uno del otro. Se miran. Y Carlos Javier Palomino, de 16 años, con jersey oscuro y gorra roja, le coge con dos dedos la sudadera a Josué Estébanez de las Heras, un soldado del Ejército de Tierra de 23, con la cabeza rapada. Dice algo. La camiseta le delata: Three Stroke, una marca fetiche para los ultras. Josué alza la mano derecha. Visto y no visto. Le asesta una puñalada en el corazón. La hoja se hunde. Siete centímetros en el ventrículo izquierdo. Forcejean. Y le empuja fuera del vagón. Carlos, ya moribundo, sale del plano.

Es el 11 de noviembre de 2007. El reloj de la cámara de seguridad marca las 12.56.21. Un estudiante de Vallecas recibe una puñalada mortal de un activista ultra en un vagón de la línea 3 del suburbano, detenido en la parada de Legazpi.

Iban al mismo sitio. A Usera. El soldado, a una manifestación xenófoba de las Juventudes de Democracia Nacional autorizada por la Delegación del Gobierno en uno de los distritos con más inmigrantes. Carlos, junto a sus colegas antisistema, pretendía reventarla. No ha ocurrido sólo una vez.

EL PAÍS ha reconstruido en imágenes captadas por las cámaras de seguridad del suburbano, a las que ha tenido acceso, la película de este ataque con premeditación. En él se observa cómo, al ver el soldado las camisetas holgadas y las crestas de los antisistema que llenan el andén, saca un arma de 25 centímetros de hoja y la oculta, preparado para el ataque. Siete cámaras distintas (con minutajes independientes y algunas con horarios desfasados) registran la barahúnda de entradas y salidas del convoy tras el crimen, el saludo nazi de Josué, las escaramuzas entre los amigos de Carlos y el agresor, intentando detenerle, y la huida de éste. También la evacuación del herido en una camilla del Samur, rodeado de compañeros, que, a la carrera, luchan entre su desánimo y los intentos de salvarle la vida.

Pero Carlos murió en plena calle, en el paseo de las Delicias, en una carpa montada por los servicios de emergencia.

Han pasado dos años y medio. Josué está en la cárcel pendiente de juicio. El fiscal pide 29 años de condena para el militar. Considera que actuó "con la finalidad de acabar" con la vida de Palomino. Cinco acusaciones personadas en la causa reclaman penas similares. Oscilan entre los 37 años que solicita la madre de Palomino y los 30 que exige la asociación de vecinos Alto del Arenal o Movimiento contra la Intolerancia, que califica este tipo de sucesos como "crímenes de odio".

El fiscal pide 17 años de cárcel por asesinato. Y otros 12 por lo que pasó después de esa primera puñalada. Las cámaras siguen grabando.

Ahora Josué blande el arma. Se queda solo. Mira por la ventana y hace un saludo nazi. Se golpea el pecho y luego estira el brazo hacia delante. Sieg heil! (Viva la victoria). Algunos viajeros le azuzan. Josué se desplaza de arriba abajo. El pasillo queda vacío a su paso.

Un amigo de Palomino se aproxima al soldado con algo grande en la mano. Le alcanza otra puñalada. En las costillas. Tuvo que ser operado de urgencia ese mismo día. Tardó tres meses en curarse. La fiscalía ve en este ataque un homicidio en grado de tentativa. La finalidad, dice, era "acabar también con su vida". Josué Estébanez aprovecha el polvo de un extintor arrojado para alcanzarle. Huye. Le sigue un gran grupo. Cuando sale por el vestíbulo principal, aún lleva el arma en la mano.

En el otro vestíbulo, carreras frenéticas. Los compañeros de Carlos entran y salen. Uno aparece con una camilla para evacuarlo. Le siguen un policía municipal y un sanitario del Samur. Sacan a Palomino en la camilla. Murió en la calle. El día que iba a reventar una manifestación nazi autorizada. Y se convirtió en un símbolo.

El cartel de su rostro con una gorra. El grito de "¡Carlos, hermano, nosotros no olvidamos!" coreado en cada una de las contramanifestaciones que han venido después . Al menos seis protestas de ultraderecha han contado con el beneplácito institucional desde que Carlos y Josué se cruzaran. Hubo batalla campal en marzo de 2008, cuando la Junta Electoral de Zona permitió un mitin nazi en Lavapiés. Volvieron a coincidir el 20-N. Y hace mes y medio, cuando el Movimiento Patriota Socialista bajó a Vallecas a gritar consignas. Los antisistema les seguían, montaron una barricada y atacaron a la policía. Hubo 25 detenidos, todos antisistema. Las protestas posteriores contra la entonces delegada del Gobierno, Soledad Mestre, por autorizar manifestaciones xenófobas en barrios con fuerte presencia inmigrante, derivaron en la okupación de la sede del PSOE en Vallecas.

Algunas consignas de aquella concentración tenían que ver con lo último que pasó aquel 11 de noviembre. No lo captaron las cámaras pero sí lo reconstruye el auto del juzgado. Josué salió a la calle. Lo persiguen un grupo de jóvenes, que lo alcanzan junto a una comisaría de la calle de Bolívar (Arganzuela). Le dan puñetazos y patadas. Le parten la ceja y le dejan los ojos morados. Los agentes municipales los separan. Detienen al soldado, hallan un puño americano y lo trasladan al hospital, con pronóstico leve. La navaja nunca apareció. Los últimos neonazis que se manifestaron en Vallecas gritaban: "Carlos, pardillo, devuélvenos el cuchillo".

para ver los videos: http://www.elpais.com/articulo/madrid/murio/Carlos/Palomino/elpepiespmad/20090510elpmad_1/Tes

FUENTE: PILAR ÁLVAREZ - Madrid - 10/05/2009 http://www.elpais.com/

jueves, 7 de mayo de 2009

Bolivia: Fiscalía acusa a líderes fascistas de financiar el terrorismo .



El millonario Branko Marinkovic, el gobernador Rubén Costas y otros dirigentes empresariales habrían financiado las operaciones del mercenario Rózsa. Ahora deben prestar declaraciones ante la Fiscalía. Ellos lo niegan todo.

La Fiscalía de Bolivia involucró a los principales líderes del fascismo y de la derecha separatista de Santa Cruz en el financiamiento del grupo internacional de mercenarios que fue desactivado a bala y sangre el pasado 16 de abril y que pretendía lograr por las armas la independencia de esa rica región del país andino.

El fiscal Marcelo Sosa denunció al anochecer de este lunes, sobre la base de declaraciones de “testigos” que cooperan con la investigación, que el millonario empresario fascista de origen croata y ex líder del Comité Pro Santa Cruz, Branco Marinkovic, además del ultraderechista prefecto (gobernador) de esa región Rubén Costas y un ex ministro ultraconservador, Guido Náyar, habrían financiado al grupo irregular de mercenarios.

Sosa también involucró en la red de supuestos contactos y financiadores del grupo terrorista al presidente de la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz, Pedro Yovhío; al presidente de la Cámara de Industria y Comercio, Mauricio Roca; al gerente de markerting de la aceitera IOL de propiedad de Marinkovic, Juan Kudelka Zallez, al general de Ejército retirado Lucio Añez, y a los ex gerentes cívicos Lorgio Balcázar Arroyo y Mario Bruno, entre otros. Todos ellos deberán presentarse en La Paz en los próximos días.

"La Fiscalía emitió citaciones para éstas y otras personas implicadas con la organización montada por este grupo terrorista para que respondan por los ilícitos ante la justicia", dijo Sosa.

Los fascistas niegan todo

En declaraciones obtenidas por el matutino cruceño de El Deber, los líderes del fascismo rechazaron las acusaciones de la Fiscalía. El millonario croata-boliviano Marinkovic, cabecilla de los 100 clanes que son dueños de la tierra y los grandes negocios y que en el pasado reciente amenazaba con iniciar una guerra y derramar sangre por la autonomía separatista, negó las acusaciones y adelantó que apelará a tribunales internacionales. El empresario Yovhío, por su parte, aseguró que el sector empresarial no hizo nada ilegal y que permanecerá en el país para cualquier requerimiento, en tanto que el ultraderechista ganadero Nayar se abstuvo de responder a las acusaciones.

Según cita El Deber –que presenta la denuncia del Fiscal como una ataque a la “institucionalidad” de Santa Cruz-- el Secretario de Autonomía de la Prefectura cruceña, Carlos Dabdoub, habrñia señalado que la intención de estas acusaciones del Gobierno de Evo Morales sería desestabilizar la institucionalidad cruceña y al departamento, “que es un reducto de la lucha por la democracia”.

Por su parte, el director jurídico de la Prefectura cruceña, Vladimir Peña, aseguró que el prefecto, Rubén Costas, se presentará a declarar siempre y cuando su testimonio sea tomado en Santa Cruz. Consideró que “las acusaciones de Sosa carecen de solidez, ya que se basan en las declaraciones de dos detenidos que negociaron su liberación a cualquier costo y de una persona con múltiples acusaciones. “Ya no me extraña nada de la Fiscalía. Esto es una historieta o una telenovela venezolana muy mal contada, que trata de montar algo para que todo el país crea que los líderes de la oposición realmente querían matar a Evo Morales”, aseguró a El Deber.

Mauricio Roca, por su parte, confesó que está preocupado por lo que considera un manoseo institucional y personal de parte del Gobierno, y se considera víctima de una represalia política destinada a acallar a todos los que se pusieron al frente del Ejecutivo.

Acusaciones contra Marinkovic

En La Paz, en conferencia de prensa, el Fiscal Sosa dijo que los testigos que cooperan con la investigación dijeron que Marinkovic entregó 200.000 dólares para la compra de armas para los grupos irregulares.

La agencia gubernamental ABI sostiene que el dinero fue entregado a un grupo de argentinos, se presume operadores de los "carapintadas" que intentaron derrocar al gobierno del presidente Raúl Alfonsín en 1986, según testimonió el paraguayo Alcides Mendoza Malavi, procesado por suministrar armas al grupo irregular que tramaba un magnicidio en el país, como así la secesión de Santa Cruz,

De acuerdo con Sosa, que citó fragmentos de la declaración del traficante de armas paraguayo, los argentinos desaparecieron con el dinero filtrado por Marinkovic.

Según Mendoza Malavi, citado por el fiscal, "Branco Marinkovic, Hugo Antonio Achá, Alejandro Melgar Pereira y otras personas financiaban" las operaciones de la célula de mercenarios extranjerox reclutada por el boliviano croata Eduardo Rózsa Flores, afirmó el fiscal cabeza de la investigación. El grupo armado fue desarticulado a mediados de abril por la policía.

Otras revelaciones

Sosa citó también la versión de un testigo, Ignacio Villa Vargas, conocido en la órbita de la investigación antiterrorista como el "Viejo" quien, en "declaraciones adelantadas", informó que Marinkovic se alineó entre los financiadores del grupo armado.

A la espera de comparecer ante un juez, Villa Vargas permanece bajo la custodia de la Policía en algún lugar de La Paz.

Considerado "testigo clave" en la investigación, Villa Vargas implicó, según reporta la agencia oficial ABI, a Guido Náyar -ex ministro de Gobierno del dictador militar (1971-76) y presidente conservador Hugo Banzer (1997-2001)- en los afanes secesionistas y supuestamente terroristas de Rózsa Flores, abatido en una operación policial a mediados de abril último en un hotel de Santa Cruz.

Siempre de acuerdo con Sosa, Villa Vargas declaró que, además de Náyar, Mauricio Rot, Pedro Yovio y el militar de retiro Lucio Añez se coludieron con Rózsa Flores.

En caso de prosperar la celada terrorista en Bolivia, Marinkovic ofreció a Villa Vargas -en su calidad de cajero del grupo ilegal-, después de alcanzar un acuerdo con el prefecto Costas, durante una conversación telefónica entre ambos, una casa en Santa Cruz y un fundo en un área rural de ese departamento oriental boliviano, detalló Sosa.

El grupo comandado por Rózsa Flores, que según la ABI habría sido acicateado por Marinkovic, Costas y Náyar, perpetró sendos atentados contra las viviendas del senador disidente del oficialismo, Guido Guardia y del viceministro de Autonomías y ex ministro de Hidrocarburos, Saúl Avalos, ambos en Santa Cruz entre noviembre y marzo últimos.

La célula terrorista fue desarticulada el pasado 16 de abril. El rumano Arpad Magyarosi y el irlandés Dwyer Michael Martin fueron abatidos junto a Rózsa Flores durante un choque armado con la Policía en el hotel Las Américas de Santa Cruz. El boliviano Mario Tadic Astorga y el húngaro Elod Tóasó, fueron detenidos en la operación antiterrorista.

El fiscal Sosa dio cuenta que los húngaros Daniel Gaspar y Gabor Dudog, que componían, igualmente, el grupo armado, están prófugos. La contraparte boliviana de la célula internacional de mercenarios estaba integrada por Melgar Pereira y Achá, entre otros, precisó Sosa.

FUENTE: ECONOTICIASBOLIVIA (especial para ARGENPRESS.info)